Es puro sentido común: cuanto más sufre un artista, menos creativo va a ser. Hay menos probabilidades de que disfrute con su trabajo y menos probabilidades de que realice un buen trabajo.
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Algunos artistas, piensan que la ira, la depresión u otros aspectos negativos les hacen incisivos. Creen que deben aferrarse a esa ira o ese miedo para poder trasladarlos a su obra. Y no les gusta la idea de ser felices: les da ganas de vomitar. Creen que perderán lo que les distingue, que perderán su fuerza.
Pero si meditas, no pierdes mordiente. No pierdes creatividad. De hecho, cuanto más meditas y trasciendes, más aumentan esas cosas, y además lo notas. Cuando te zambulles, entiendes mejor todos los aspectos de la vida. De ese modo, la comprensión crece, el aprecio crece, se forma una visión de conjunto y la condición humana deviene más evidente.
David Lynch - Atrapa El Pez Dorado
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